martes, 19 de mayo de 2015

Los ciberataques se han triplicado en el primer trimestre de 2015

Los ataques a la Red se han incrementado en los primeros 3 meses de este año, triplicando su intensidad. ¿Será éste 'el año del cibercrimen'?

Según datos de Kaspersky, compañía especializada en seguridad informática, en 2015 se han bloqueado el doble de ataques, es decir 2,200 millones durante el primer trimestre, respecto al mismo periodo 2014.

Asimismo, este empresa registra un notable incremento diario de malware, que aumentó de 160,000 a 225,000, es decir un 40% más en términos interanuales.

Los cibercriminales han extendido a nivel global sus ataques; ya Microsoft reveló hace sólo un mes un ataque de malware por medio de e-mails fraudulentos que imitan cuentas de correo.

El estudio realizado por Kaspersky indica que los móviles, cuyos ataques se han triplicado, son el blanco de los ciberdelincuentes para acceder a recursos financieros.

Por su parte, Symantec registró en su estudio anual que 1 de cada 5 aplicaciones para Android son programas maliciosos.

Sin embargo, un ataque especialmente relevante es el malware, que ha sido el más destacado en 2015, y que si bien prolifera en todo el mundo, su blanco favorito son las organizaciones, cuya información valiosa se rescata sólo con el chantaje.

Los métodos, procedimientos y dispositivos de muy diversa naturaleza, se multiplican geométricamente al amparo de las nuevas tecnologías y su masificación.

Si algún tipo de ataque hay que destacar al inicio de 2015 es el ransomware (secuestro exprés de datos). Este es del tipo de ataques que afectan a todo el mundo y se dirige principalmente a las empresas.

En el mundo de Internet, las cosas no son distintas, ya que si bien en 2014 Kaspersky detectó 1,000 millones más de ataques que en 2014, la tendencia en 2015 será muy superior al 20%.

Con la euforia y el entusiasmo incontenible del Internet de las Cosas y sus efectos en la seguridad digital, tal vez en un futuro no lejano, añoremos el 2015 como un año de placidez, cuando digeríamos las cifras y fantaseábamos en un cercano estado de seguridad y confort.